Ante la multitudinaria sentencia de la Audiencia Nacional sobre el 11-M, le preguntaba un amigo a Sevach sobre el papelón y táctica del abogado ante su cliente para explicarle como es posible que le hayan condenado a miles de años.
1. Desde la perspectiva de la conciencia del juez, viene al caso el comentario del célebre Calamandrei, Catedrático de la Universidad de Florencia, sobre la confesión frívola que le efectuó un alto magistrado amigo suyo próximo a jubilarse: “Puede ser que, si se hace un cálculo de probabilidades, una mitad de las sentencias sean injustas y que por consiguiente una mitad de los condenados que están en la cárcel sean inocentes; pero, por la misma razón, una mitad de los que han sido absueltos y han quedado en libertad, eran en realidad culpables y deberían estar en la cárcel. No hay que conmoverse por un solo caso singular; hay que considerar el fenómeno del error judicial en los grandes números y entonces se echa de ver que, de acuerdo con la estadística, hay compensación entre los errores de uno y otro sentido. Así, la balanza de la justicia queda en equilibrio, y nosotros los jueces, podemos dormir tranquilos”.
2. Lo cierto es que en las Facultades de Derecho debería haber una asignatura de dimensión psicológica encaminada a formarles en la técnica de la persuasión orientada en tres momentos y aspectos de su relación con los clientes:
- primero, antes de iniciarse el pleito, sobre cómo convencer al cliente de que debe anticiparle los honorarios (bajo el eufemismo de “provisión de fondos”);
segundo, durante el pleito, sobre cómo convencer al cliente de que las demoras son las habituales en tiempos de justicia colapsada y que no son imputables a su buen hacer como letrado;
tercero (tras finalizar el pleito) sobre como convencer al cliente, en caso de ganarse el litigio, de que fue debido exclusivamente a su papel estelar como abogado, y en caso de perderse, que fue debido a factores completamente ajenos a su competencia profesional.
3. Por ello, no está de más abordar, en clave de humor (pero teniendo en cuenta que siempre la humorada aloja vestigios de trágica realidad), y dentro del ámbito del proceso contencioso-administrativo, cuales son las veinticinco excusas mas habituales expresadas por un abogado ante su cliente, ante la dura noticia de haberse perdido un pleito contencioso-administrativo. Veamos:
- 1. No le llamé antes porque tenía el móvil desconectado, pero precisamente iba a llamarle ahora para decirle que el pleito no se ha zanjado conforme a los intereses que patrocinamos y… ¡no hay cobertura! Ehh… uuuu. ¿oiga?… eeeh… (click).
2. Decir que “perdimos” no es técnicamente correcto. Es mas complejo. Yo se lo explicaría gustosamente si no fuera porque estoy enfrascado con un complejo litigio que no le cuento para no aburrirle.
3. Hay que enfocar este “incidente” en positivo: sabemos que tenemos razón y además no nos han impuesto las costas por temeridad.
4. Realmente no se ha perdido el pleito, solo que el juez no acoge las pretensiones que es muy distinto.
5. El juez no tiene ni idea.
6. El juez no ha tenido tiempo de estudiarlo.
7. No quiero decir nada, pero parece que el juez conocía a alguien… En fin, ya se sabe…
8. Debería usted saber que en los procesos contencioso-administrativos el particular sólo vence en un veinte por ciento de los pleitos, o sea que estamos plenamente ajustados a la estadística mayoritaria.
9. Tranquilo, apelaremos.
10. Tranquilo, no ejecutaremos la sentencia.
11. Tranquilo, siempre caben diligencias, incidentes y convolutos. ¿Qué qué es eso?, pues lo que procede cuando se dicta el proveído oportuno sin mengua de la adveración de lo evacuado por tal cauce.
12. Tranquilo, pediremos la nulidad de actuaciones por indefensión y por contravenir el Convenio Europeo de Derechos Humanos así como por infringir la Declaración de Derechos del pueblo Tibetano sobre la capa de ozono.
13. Tranquilo, hay un pleito similar en otro Juzgado y conseguiré la revisión de nuestro caso cuando aquél se falle.
14. Ninguno de mis colegas se explica que hayamos perdido el pleito.
15. Ninguno de los otros jueces, con los que he comentado el fallo judicial, comprende que hayamos perdido el pleito.
16. El abogado de la otra parte me confesó que estaba sorprendido por el fallo judicial a su favor.
17. No existe precedente de injusticia igual en los anales de los Tribunales, salvo el caso de Jesucristo y Sócrates, o sea que no está usted en mala compañía.
18. Pediré una aclaración del fallo, porque es tal el disparate que seguro que el juez aprovecha para rectificar tamaño error.
19. Hay que saber ganar y perder.
20. Así es la vida… y así es mi minuta de honorarios.
21. Son las reglas del juego. Otras veces ganará usted sin tener la razón.
22. No debe importarnos la sentencia que es un “invento humano” sino la verdad que es divina, y si usted sabe que la tiene pues ya es mucho en los tiempos que corren.
23. Siempre le queda la posibilidad de encadenarse en el Juzgado, y yo mismo le acompañaría para protestar, pero lamento no poder compartir con usted tan fundada queja pues me espera una inaplazable vista ante el Tribunal Supremo.
24. Si se mira bien, yo no he equivocado mi línea de defensa, sino mas bien diríase me he equivocado de cliente.
25. Si lee usted con detenimiento la sentencia, al final el propio juez dice: “Fallo…”, o sea, que si el mismo lo reconoce… ¿qué voy a añadir yo?.